La Iberia - Tuesday, April 9, 1895
This report was originally published in Spanish. Machine translations may be available in other languages.
LOS ESCÁNDALOS DE LONDRES
En anteriores días dimes cuenta del escandaloso proceso que llamaba la atención pública en Londres, pero nuestros lectores ignoran, seguramente, cómo se entabió la querella.
Como en ella figuran los nombres depersonas muy conocidas de aquella sociedad, daremos algunas noticias de este proceso.
Al entrar Oscar Wilde en su Club el 28 de Febrero último, recibió una tarjeta que para él había dejado el marqués de Queensberry, y en la cual este último había escrito algunas frases insultantes, acusando á Mr. Wilde de entregarse á vicios deshonrosos.
Al entrar Oscar Wilde en su club el 28 de Febrero ultimo, recibió una tarjeta que para él había dejado el marqués de Queensberry, y en la cual éste último había escrito algunas frases insultantes, acusando á Mr. Wilde de entregarse á vicios deshonrosos.
Al entrar Oscar Wilde en su club el 28 de Febrero ultimo, recibió una tarjeta que para él había dejado el Marqués de Queensberry, y en la cual éste último había escrito algunas frases insultantes, acusando á Mr. Wilde de entregarse á vicios deshonrosos.
Al entrar Oscar Wilde en su club el 28 de Febrero ultimo, recibió una tarjeta que para él había dejado el Marqués de Queensberry, y en la cual éste último había escrito algunas frases insultantes, acusando á Mr. Wilde de entregarse á vicios deshonrosos.
Oscar Wilde se querelló, y esta querella dió lugar al proceso escandaloso, cuya primera parte ha terminado con el veredicto de inculpabilidad dado á favor del marqués.
Oscar Wilde se querelló, y esta querella dió lugar al proceso escandaloso, cuya primera parte ha terminado con el veredicio de inculpabilidad dado á favor del marqués.
Oscar Wilde se querelló, y esta querella dió lugar al proceso escandaloso, cuya primera parte ha terminado con el veredicio de inculpabilidad dado á favor del Marqués.
Oscar Wilde se querelló, y esta querella dió lugar al proceso escandaloso, cuya primera parte ha terminado con el veredicio de inculpabilidad dado á favor del Marqués.
Ya se vió desde la primera sesión que Oscar Wilde, no obstante contar en su apoyo con el concurso de sir Edward Clarke, uno de los primeros abogados del ioro inglés, se convertía de acusador en acusado.
Ya se vió, desde la primera sesión, que Oscar Wilde, no obstante contar en su apoyo con el concurso de sir Edward Clarke, uno de los primeros abogados del foro inglés, se convertía de acusador en acusado.
Ya se vió, desde la primera sesión, que Oscar Wilde, no obstante contar en su apoyo con el concurso de sir Edward Clarke, uno de los primeros abogados del foro inglés, se convertía de acusador en acusado.
Ya se vió, desde la primera sesión, que Oscar Wilde, no obstante contar en su apoyo con el concurso de sir Edward Clarke, uno de los primeros abogados del foro inglés, se convertía de acusador en acusado.
En efecto; los testimonios acumulados por la defensa de lord Queensberry son de tal naturaleza, que han puesto perfectamente en claro que Oscar Wilde viene, desde hace tiempo, éntregado á vicíos repugnantes, y que uno de los compañeros que con él vivía en intimidad vergonzosa era el joven lord Alfred Douglas, hijo menos del marqués de Queensberry.
En efecto; los testimonios acumulados por la defensa de lord Queensberry son de tal naturaleza, que han puesto perfectamente en claro que Oscar Wilde viene, desde hace tiempo, entregado á vicios repugnantes, y que uno de los compañeros que con él vivía en intimidad vergonzosa era el joven lord Alfred Douglas, hijo menor del marqués de Queensberry.
En efecto; los testimonios acumulados por la defensa de Lord Queensberry son de tal naturaleza, que han puesto perfectamente en claro que Oscar Wilde viene, desde hace tiempo, entregado á vicios repugnantes, y que uno de los compañeros que con él vivía en intimidad vergonzosa era el joven lord Alfred Douglas, hijo menor del Marqués de Queensberry.
En efecto; los testimonios acumulados por la defensa de Lord Queensberry son de tal naturaleza, que han puesto perfectamente en claro que Oscar Wilde viene, desde hace tiempo, entregado á vicios repugnantes, y que uno de los compañeros que con él vivía en intimidad vergonzosa era el joven lord Alfred Douglas, hijo menor del Marqués de Queensberry.
El natural deseo del desgraciado padre de apartar á su hijo de la amistad de Oscar Wilde ha sido causa de que, después de varias tentativas infructuosas para lograrlo, se haya decidido á insultarlo públicamente, con deliberado propósito de que, bien ante los tribunales, ó de otro modo, se supiera lo que ocurría.
El natural deseo del desgraciado padre de apartar á su hijo de la amistad de Oscar Wilde ha sido causa de que, después de varias tentativas infructuosas para lograrlo, se haya decidido á insultarlo públicamente, con deliberado propósito de que bien ante los tribunales ódo otro modo, se supiera lo que ocurría.
El natural deseo del desgraciado padre de apartar á su hijo de la amistad de Oscar Wilde ha sido causa de que, después de varias tentativas infructuosas para lograrlo, se haya decidido á insultarlo públicamente, con deliberado propósito de que bien ante los tribunales ódo otro modo, se supiera lo que ocurría.
El natural deseo del desgraciado padre de apartar á su hijo de la amistad de Oscar Wilde ha sido causa de que, después de varias tentativas infructuosas para lograrlo, se haya decidido á insultarlo públicamente, con deliberado propósito de que bien ante los tribunales ódo otro modo, se supiera lo que ocurría.
El interrogatorio de Wilde, llevado á cabo en la primera sesión por Mr. Carson, abogado del marqués, puso los hechos en claro.
El interrogatorio de Wilde, llevado á cabo en la primera sesión por Mr. Carson, abogado del marqués, puso los hechos en claro.
El interrogatorio de Wilde, llevado á cabo en la primera sesión por Mr. Carson, abogado del marqués, puso los hechos en claro.
El interrogatorio de Wilde, llevado á cabo en la primera sesión por Mr. Carson, abogado del marqués, puso los hechos en claro.
Según la ley inglesa, les testigos son sucesivamente interrogados por los abogados de las dos partes. El juez sólo puede hacer preguntas suplementarias para ilustrar completamente el punto que es objeto del interrogatorio.
Según la ley inglesa, los testigos son sucesivamente interrogados por los abogados de las dos partes. El juez solo puedo hacer preguntas suplementarias para ilustrar completamente el punto que es objeto del interrogatorio.
Según la ley inglesa, los testigos son sucesivamente interrogados por los abogados de las dos partes. El juez solo puedo hacer preguntas suplementarias para ilustrar completamente el punto que es objeto del interrogatorio.
Según la ley inglesa, los testigos son sucesivamente interrogados por los abogados de las dos partes. El juez solo puedo hacer preguntas suplementarias para ilustrar completamente el punto que es objeto del interrogatorio.
La misión del abogado de Oueensberry, llevada á cabo con habilidad consumada, consistió en ordenar sus preguntas de modo que el propio Wilde, que entonces comparecía como testigo, pusiera de manifiesto, al contestarlas, los hechos de que se le acusa.
La misión del abogado de Queensberry, llevada á cabo con hab¡lidad consumada, corsistió en ordenar sus preguntas de modo que el propio Wilde, que entonces comparecia como testigo, pusiera de manifiesto, al contestarlas, los hechos de que se le acusa.
La misión del abogado de Queensberry, llevada á cabo con hab¡lidad consumada, corsistió en ordenar sus preguntas de modo que el propio Wilde, que entonces comparecia como testigo, pusiera de manifiesto, al contestarlas, los hechos de que se le acusa.
La misión del abogado de Queensberry, llevada á cabo con hab¡lidad consumada, corsistió en ordenar sus preguntas de modo que el propio Wilde, que entonces comparecia como testigo, pusiera de manifiesto, al contestarlas, los hechos de que se le acusa.
Esta especie de combate singular, en que la astucia y la cautela tienen parte tan importante, terminó con un triunfo completo para el abogado del marqués.
Esta especio de combate singular, en que la astucia y la cautela tienen parle tan importante, terminó con un triunfo completo para el abogado del marqués.
Esta especio de combate singular, en que la astucia y la cautela tienen parle tan importante, terminó con un triunfo completo para el abogado del Marqués.
Esta especio de combate singular, en que la astucia y la cautela tienen parle tan importante, terminó con un triunfo completo para el abogado del Marqués.
Las repugnantes ideas sustentadas por Oscar Wilde en alguna de sus obras, como Dorian Grey; su colaboración en una revista titulada el Camaleón, en la cual también escribía lord Alfredo Douglas; el análisis de un cuento publicado en esta revista con el título de El sacerdote y el acólito, en el cual se trata de vicios vergonzosos; algunas cartas de Wilde al joven lord, cartas capaces de ruborizar al hombre más pervertido, y por último, la larga lista de los jóvenes amigos y protegidos del escritor, la mayor parte de posición muy humilde, criados sin colocación, y hasta un vendedor de periódicos, pero todos de dieciseis á veinte años; esta repugnante enumeración, acentuada de vez en cuando por tal cual cínica respuesta de Wilde, demostraron, sin dejar lugar á duda, un estado social lleno de podredumbre, en el cual tiene el triste privilegio de figurar en primer término el conocido escritor británico.
Las repugnantes ideas sustentadas por Oscar Wilde en alguna de sus obras, como Dorian Grey; su colaboración en una revista titulada el Camaleón, en la cual también escribia lord Alfredo Douglas; el análisis de un cuento publicado en esta revista con el título de El sacerdote y el acólito, en el cual se trata de vicios vergonzosos: algunas cartas de Wilde al joven lord, cartas capaces de ruborizar al hombre más pervertido, y por último, la larga lista de los jóvenes amigos y protegidos del escritor, la mayor parte de posición muy humilde, criados sin colocación, y hasta un vendedor de periódicos, poro todos de dieciséis á veinte años; esta repugnante enumeració acentuada de vez en cuando por tal cual cínica respuesta de Wilde, demostraron sin dejar lugar á duda, un estado social lleno de podredumbre, en el cual tiene el triste privilegio de figurar en primer términe el conocido escritor británíco.
Las repugnantes ideas sustentadas por Oscar Wilde en alguna de sus obras, como Dorian Grey; su colaboración en una revista titulada el Camaleón, en la cual también escribia lord Alfredo Douglas; el análisis de un cuento publicado en esta revista con el título de El Sacerdote y el Acólito, en el cual se trata de vicios vergonzosos: algunas cartas de Wilde al joven lord, cartas capaces de ruborizar al hombre más pervertido, y por último, la larga lista de los jóvenes amigos y protegidos del escritor, la mayor parte de posición muy humilde, criados sin colocación, y hasta un vendedor de periódicos, poro todos de dieciséis á veinte años; esta repugnante enumeració acentuada de vez en cuando por tal cual cínica respuesta de Wilde, demostraron sin dejar lugar á duda, un estado social lleno de podredumbre, en el cual tiene el triste privilegio de figurar en primer términe el conocido escritor británíco.
Las repugnantes ideas sustentadas por Oscar Wilde en alguna de sus obras, como Dorian Grey; su colaboración en una revista titulada el Camaleón, en la cual también escribia lord Alfredo Douglas; el análisis de un cuento publicado en esta revista con el título de El Sacerdote y el Acólito, en el cual se trata de vicios vergonzosos: algunas cartas de Wilde al joven lord, cartas capaces de ruborizar al hombre más pervertido, y por último, la larga lista de los jóvenes amigos y protegidos del escritor, la mayor parte de posición muy humilde, criados sin colocación, y hasta un vendedor de periódicos, poro todos de dieciséis á veinte años; esta repugnante enumeració acentuada de vez en cuando por tal cual cínica respuesta de Wilde, demostraron sin dejar lugar á duda, un estado social lleno de podredumbre, en el cual tiene el triste privilegio de figurar en primer términe el conocido escritor británíco.
La segunda sesión no fué tan interesante como la primera. En ella se levaron varias cartas que se habían cruzado entre el marqués y su hijo, en una de las cuales dice este último á su padre que para castigar sus agresiones lleva siempre un revólver de seis tiros.
El final del proceso fue verdaderamente teatral.
El abogado del marqués reanudó su defensa diciendo que, en vista de que los jurados no se daban por convencidos con los hechos citados y reconocidos por Oscar Wilde, había hecho venir algunos de los jóvenes cómplices del escritor, que sólo aguardaban la venia del tribunal para prestar declaración.
El abogado del marqués reanudó su de fensa diciendo que, en vista de que los jurados no se daban por convencidos con los hechos citados y reconocidos por Oscar Wilde, había hecho venir algunos de los jóvenes cómplices del escritor, que sole aguardaban la venia del tribunal para prestar declaración.
El abogado del Marqués reanudó su de fensa diciendo que, en vista de que los jurados no se daban por convencidos con los hechos citados y reconocidos por Oscar Wilde, había hecho venir algunos de los jóvenes cómplices del escritor, que sole aguardaban la venia del tribunal para prestar declaración.
El abogado del Marqués reanudó su de fensa diciendo que, en vista de que los jurados no se daban por convencidos con los hechos citados y reconocidos por Oscar Wilde, había hecho venir algunos de los jóvenes cómplices del escritor, que sole aguardaban la venia del tribunal para prestar declaración.
Entonces sir Edward Clarke, el abogado de Wilde, se levantó, y con voz trémula declaró en nombre de su cliente que retiraba la querella, y que reconocía ser ciertas las imputaciones injuriosas de que aquél había sido objeto.
Entonces sir Edward Clarke, el abogado de Wilde, se levantó, y con voz trémula declaró en nombre de su cliente que retiraba la querella, y que reconocía ser cierta las imputaciones injuriosas de que aqué había sido objeto.
Entonces sir Edward Clarke, el abogado de Wilde, se levantó, y con voz trémula declaró en nombre de su cliente que retiraba la querella, y que reconocía ser cierta las imputaciones injuriosas de que aqué había sido objeto.
Entonces sir Edward Clarke, el abogado de Wilde, se levantó, y con voz trémula declaró en nombre de su cliente que retiraba la querella, y que reconocía ser cierta las imputaciones injuriosas de que aqué había sido objeto.
Acto seguido y previa la aceptación de Mr. Carson, el Jurado dietó veredicto de inculpabilidad en favor del marqués, que en el momento fué puesto en libertad.
Acto seguido y previa la aceptación de Mr. Carson, el Jurado dictó veredicto de inculpabilidad en favor del marqués, que en el momento fué puesto en libertad.
Acto seguido y previa la aceptación de Mr. Carson, el Jurado dictó veredicto de inculpabilidad en favor del marqués, que en el momento fué puesto en libertad.
Acto seguido y previa la aceptación de Mr. Carson, el Jurado dictó veredicto de inculpabilidad en favor del marqués, que en el momento fué puesto en libertad.
Entonces, y cuando todo se creía terminado, el procurador del marqués envía una acusación en regla contra Wilde al ministerio fiscal, incluyéndole las declaraciones prestadas ante el Tribunal.
Entonces, y cuando todo se creía terminado, el procurador del marqués envía una acusación en regla contra Wilde al ministerio fiscal, includendole las declaracionec prestadas ante el tribunal.
Entonces, y cuando todo se creía terminado, el procurador del marqués envía una acusación en regla contra Wilde al ministerio fiscal, includendole las declaracionec prestadas ante el tribunal.
Entonces, y cuando todo se creía terminado, el procurador del marqués envía una acusación en regla contra Wilde al ministerio fiscal, includendole las declaracionec prestadas ante el tribunal.
El crimen contfa naturaleza de que mister Wilde habrá de responder, viene en la escala penal inglesa inmediatamente después del asesinato.
El crimen de que Mr. Wilde habrá de responder viene en la escala penal inglesa immediatemente después del asesinato.
El crimen de que Mr. Wilde habrá de responder viene en la escala penal inglesa immediatemente después del asesinato.
El crimen de que Mr. Wilde habrá de responder viene en la escala penal inglesa immediatemente después del asesinato.
Si se prueba su culpabilidad podrá ser condenado á penas que varían entre diez años de prisión ó cadena perpetua.
Si sólo se le declara reo de conato del mismo delito, la pena varia entre diez años como máximum y tres como míniñium de prisión.
Los directores de teatros de Londres donde se representan actualmente obras de Oscar Wilde, Un marido ideal, en el teatro de Haymarket, y la Importancia de ser serio, en Saint James, han retirado su nombre de los carteles.
Los directores de Teatros de Londres donde se representan actualmente obras de Oscar Wilde, Un marido ideal, en el Teatro de Haymarket, y la Importancia de ser serio, en Saint James, han retirado su nombre de los carteles.
Los directores de Teatros de Londres donde se representan actualmente obras de Oscar Wilde, Un marido ideal, en el Teatro de Haymarket, y la Importancia de ser serio, en Saint James, han retirado su nombre de los carteles.
Los directores de Teatros de Londres donde se representan actualmente obras de Oscar Wilde, Un marido ideal, en el Teatro de Haymarket, y la Importancia de ser serio, en Saint James, han retirado su nombre de los carteles.
Aunque parezca mentira. Osear Wilde está casado desde 1834 con la hija de un rico banquero, de la cual tiene dos hijos.
Aunque parezca mentira, Oscar Wilde está casado 1884 con la hija de un rico banquero, de la cual tiene dos hijos.
Aunque parezca mentira, Oscar Wilde está casado [...] 1884 con la hija de un rico banquero, de la cual tiene dos hijos.
Aunque parezca mentira, Oscar Wilde está casado [...] 1884 con la hija de un rico banquero, de la cual tiene dos hijos.
Como literato ha alcanzado grandes éxitos, sobre todo en la escena. Pero hay que convenir en que ninguna de sus obras literarias le dará tanta celebridad como la que ha conseguido con este proceso.
Como literato ha alcanzado grandes éxitos, sobre todo en la escena. Pero hay que convenir en que ninguna de sus obras literarias le dará tanta celebridad como la que ha conseguido con este proceso.
Como literato ha alcanzado grandes éxitos, sobre todo en la escena. Pero hay que convenir en que ninguna de sus obras literarias le dará tanta celebridad como la que ha conseguido con este proceso.
Como literato ha alcanzado grandes éxitos, sobre todo en la escena. Pero hay que convenir en que ninguna de sus obras literarias le dará tanta celebridad como la que ha conseguido con este proceso.
THE LONDON SCANDALS
In previous days, you told me about the scandalous process that drew public attention in London, but our readers are probably unaware of how the lawsuit was filed.
As the names of well-known people of that society appear in it, we will give some news of this process.
When Oscar Wilde entered his Club last February 28, he received a card left for him by the Marquess of Queensberry, and on which the latter had written some insulting phrases, accusing Mr. Wilde of indulging in dishonorable vices.
Oscar Wilde sued, and this lawsuit gave rise to the scandalous process, the first part of which ended with the verdict of not guilty given in favor of the Marquis.
It was already seen from the first session that Oscar Wilde, despite having in his support the assistance of Sir Edward Clarke, one of the first lawyers of the English Ioro, turned from accuser to defendant.
Indeed; the testimonies accumulated by the defense of Lord Queensberry are of such a nature that they have made it perfectly clear that Oscar Wilde has long been addicted to repugnant vices, and that one of the companions who lived with him in shameful intimacy was the young man Lord Alfred Douglas, youngest son of the Marquess of Queensberry.
The natural desire of the unfortunate father to separate his son from the friendship of Oscar Wilde has been the cause that, after several unsuccessful attempts to achieve it, he has decided to insult him publicly, with the deliberate purpose that, either in court, or otherwise, it would be known what was happening.
Wilde's cross-examination, conducted at the first session by Mr. Carson, the Marquis's solicitor, made the facts clear.
Under English law, witnesses are successively cross-examined by counsel for both parties. The judge can only ask supplementary questions to fully illustrate the point being questioned.
The business of Oueensberry's solicitor, carried out with consummate skill, was to arrange his questions in such a way that Wilde himself, then appearing as a witness, would reveal, by answering them, the facts with which he is accused.
This kind of single combat, in which cunning and caution play such an important part, ended in complete triumph for the Marquis's lawyer.
The disgusting ideas supported by Oscar Wilde in some of his works, such as Dorian Grey; his collaboration in a magazine entitled El Camaleón, in which Lord Alfredo Douglas also wrote; the analysis of a story published in this magazine with the title of The priest and the acolyte, in which it is about shameful vices; some letters from Wilde to the young lord, letters capable of making the most perverted man blush, and finally, the long list of the writer's young friends and protégés, most of them of very humble position, unemployed servants, and even a salesman of newspapers, but all from sixteen to twenty years old; This repugnant enumeration, accentuated from time to time by such a cynical response from Wilde, demonstrated, without leaving a doubt, a social state full of rottenness, in which the well-known British writer has the sad privilege of appearing in the first place.
The second session was not as interesting as the first. In it were taken several letters that had passed between the Marquis and his son, in one of which the latter tells his father that to punish his aggressions he always carries a six-shot revolver.
The end of the process was truly theatrical.
The Marquis's lawyer resumed his defense saying that, given that the juries were not convinced by the facts cited and recognized by Oscar Wilde, he had summoned some of the young accomplices of the writer, who were only waiting for the court's permission to testify.
Then Sir Edward Clarke, Wilde's solicitor, arose, and in a trembling voice declared on behalf of his client that he withdrew the suit, and that he admitted to be true the injurious accusations made against Wilde.
Immediately afterwards, and prior to Mr. Carson's acceptance, the Jury returned a verdict of not guilty in favor of the Marquis, who was immediately released.
Then, and when everything was thought to be over, the marquis's solicitor sends a valid accusation against Wilde to the public prosecutor's office, including the statements given before the Court.
The crime of a nature for which Mr. Wilde will have to answer comes on the English penal scale immediately after the murder.
If his guilt is proven, he may be sentenced to sentences that vary between ten years in prison or life in prison.
If he is only found guilty of conato of the same crime, the penalty varies between ten years as a maximum and three as a minimum in prison.
The directors of London theaters where plays by Oscar Wilde, An Ideal Husband, at the Haymarket Theater, and The Importance of Being Serious, at St. James's, are currently performing, have withdrawn their names from the posters.
Even if it looks like a lie. Oscar Wilde has been married since 1834 to the daughter of a wealthy banker, by whom he has two sons.
As a writer he has achieved great success, especially on the stage. But it must be agreed that none of his literary works will give him as much celebrity as he has achieved with this process.